29 de septiembre de 2008

Antropología: nuevos horizontes

Holas
Después de mucho pero mucho tiempo escribo de nuevo, con un pequeño rediseño en especial implementando mas color, en esta ocasión en verde, y con un interesante baner.
Para empezar esta nueva fase del Blog, comenzaremos una saga de artículos sobre Difusión Cultural y Economía del Arte. (Para algunos cultura es sinónimo de arte).

Hollywood hace un par de meses estreno su mas sonado éxito, Batman The Dark Night, que hasta ahora ya ha echo en ingresos de taquilla mas de 500 millones de dolares. Si Hollywood produciría 100 películas con el mismo éxito en ventas (sin contar la venta de artículos relacionados) podría ella sola sacar a USA de la crisis financiera en la que Griss Pann los metió.
Pero si hacemos una encuesta a nivel mundial, existen mas personas que vieron la película que las que pagaron un tiket de entrada al cine. Tomando en cuenta que la película solo se exhibía en cines, se generará la siguiente pregunta ¿cómo hicieron los cientos de miles de personas que la vieron sin ir al cine? La respuesta es tan lógica que casi es ingenua.
La piratería permitió que cientos de miles de personas que no pueden o no quieren ir a un cine puedan ver una buena película. Entonces ¿cómo las grandes y pequeñas producciones pueden competir con la distribución casi libre de derechos de material artístico? O recurriendo a los trillados argumentos de las multinacionales ¿cómo luchar efectivamente contra la piratería?. Ese es asunto de otros artículos dentro de la misma saga.
Este nuevo fenómeno, la pirateria, brinda la posibilidad de otra vía de análisis. No podemos negar que los materiales fílmicos o musicales son transmisores de valores pautados de comportamiento, valores que no necesariamente tienen relación contextual con el público que los consume. En un ejemplo simple, de que manera un niño nigeriano de un barrio pobre de Laos podrá asimilar la disipada vida de Bruce Wayne (el alter ego de Batman). Los puristas elevarian clamorosos gritos al cielo si observan que el niño deja sus tradiciones y pone como meta de vida la lucha contra el crimen detrás de una máscara. Pero los antropólogos deberemos, y esa es mi posición, observar como un modo de pensar que puede ser plausible en un ambiente es trasladado a otro contexto, o como el capitalismo parece expandirse mas rápido por el mundo que la conciencia ecologista.
Explicar por que el ser humano asimila los malos hábitos mas rápido que los buenos es cosa de los psicólogos, pero explicar por que ciertas costumbres (como el ver películas) son plausibles de globalización, es cosa de antropólogos, ya que el compartir pautas de costumbre y trasmitirlas, no solo a las nuevas generaciones sino a otras culturas, es una actividad que podemos explicar, aunque no por ello con más facilidad.
Hace 100 años la cantidad de personas que habían visto una película no pasaban de unos cuantos miles, pero hoy las personas que no han visto por lo menos una película en su vida no superan ni el millón, considerando que tan solo en China hay mil millones de habitantes.
Esto representa un cambio en los modos pautados de comportamiento que los humanos tenemos, por lo tanto este cambio es un cambio cultural que no debe dejar de ser abordado por nuestra disciplina.