Por diablorevelde
El espacio físico en dónde se desarrolló la cultura Mochica o Moche, comprendía los territorios del norte de la costa atlántica en los límites geográficos de lo que ahora conocemos como el Perú. Su temporalidad abarca del 100 a.c al 700 d.c. por lo que es considerada una cultura preincaica. Los mochicas pertenecen a las culturas de los llamados “maestros artesanos” o “Maestros constructores”.
Los Moches (Del Norte y del Sur) se distinguieron en las actividades militares, en el control de los sistemas hidráulicos (su ámbito climático es preponderantemente desértico), en la arquitectura monumental, en la metalurgia (sobre todo los moches del norte) y en la cerámicas. Como ceramistas los mochicas desarrollaron un estilo muy particular para elaborar utensilios de uso cotidiano en los cuales se representan desde figuras de animales y plantas, escenas de vida y de la mitología mochica.
En la cerámica mochica destacan los utensilios de uso “sacro” llamados huacos. En los huacos (que son un tipo de vasija con asa puente), podemos encontrar representaciones de rostros (huaco retratos),
partes del cuerpo, enfermedades (huacos patógenos) edificios (Huacos maqueta), pero sobre todo y los más destacados son los huacos que”escenifican” diferentes escenas de carácter erótico-sexual (huacos eróticos). Esta cerámica tan especial nos permite conocer la gran importancia que para los moches tenia la practica de la actividad sexual. Dejando de lado interpretaciones esotéricas, rituales, cosmogónicas, de rituales de fertilidad y hasta pornográficas, tenemos en todas las representaciones de los huacos eróticos, la celebración del acto carnal por si mismo. Así, sin mayores complicaciones se nos muestran una variedad de posiciones que no sólo incluía a personajes humanos (en coitos heterosexuales y homosexuales, y no sólo en pareja, también se representaban los tríos e individuales practicando el onanismo)
sino que incluía en el goce sexual a los animales con los cuales convivían cotidianamente (se dice que también existieron, huacos eróticos con representaciones de zoofilia -hombre con llamas- ahora lamentablemente destruidos por la moralina de algunos “investigadores” que buscaban mantener “impoluta la imagen de los pueblos antiguos del Perú),
Huaco zoofórico alterado con el rostro del ex presidente peruano Toledo (se inserta sólo como referencia gráfica pues por desgracia no pude encontrar una foto sin modificación de esta pieza, de la que tampoco podemos asegurar su originalidad como pieza moche).
dando con ello un carácter universal a disfrute de la carnalidad. También hay representaciones de personajes antropofágicos y vulvomórfos.
Huaco rostro, huaco antropofalico y huacos zoomorfos
Muchos investigadores serios y refutados han tratado de dar una explicación a la gran cantidad de huacos eróticos que se han podido rescatar en las excavaciones arqueológicas y han caído n muchas ocasiones en el cliché argumentativo al decir que son representaciones de poder y tenían un carácter ritual, además de que caracterizan a esta piezas cerámicas como advocaciones de la fertilidad relacionadas con la agricultura y por extensión favorecedoras las buenas cosechas. Es prácticamente imposible para nosotros lograr descifrar el real y verdadero significado de las representaciones sexuales en la cerámica de la cultura mochica, y es que cualquier interpretación actual, se quedará en meras aproximaciones teóricas ,pues tratar de desentrañar las motivaciones que se movían los artistas moches al elaborar este tipo de cerámica, siempre será un trabajo de aproximación científica que chocara con el mapa mental occidental con el que estructuramos nuestras explicaciones; nuestra forma occidental de pensamiento, lo mismo puede tratar a esta cerámica como algo pecaminoso o sucio, o por el contrario, desbordarse en halagos y valoraciones positivas; cuando, repito, las limitantes temporales, ideológicas, filosóficas, religiosas, históricas y antropológicas impiden conocer en su totalidad la forma de pensar del pueblo moche. Pues, y esto es aplicable a todas las culturas ágrafas de la América Antigua, sólo podemos intentar acercamientos, y eso muy limitados, a su cosmogonía y visión general de vida, pues por mas que pretendamos, nunca lograremos pensar como un moche originario). actualmente podemos elaborar interpretaciones respaldadas científicamente (y no por ello que estas nunca dejaran de ser meras elucubraciones que nos acercan a comprender algunos aspectos de sus relaciones de poder y subordinación),que nos servirán para conocer en parte a las sociedades antiguas, pues es pretencioso, a la vez que imposible, recrear la totalidad de las mismas.
El goce de la sexualidad sin mayores interpretaciones
Y si hablamos de la sexualidad de seres humanos, con los cuales ya no podemos convivir y obtener datos de primera mano, el hecho es aún más complejo, pues el sexo es algo que se práctica y se comenta generalmente en la intimidad (con algunas excepciones), y de lo que se deja pocos registros, hecho, este último en el que la cultura moche es contraria, pues la cantidad de figuras cerámicas con representaciones sexuales es vasta y esto se debe al hecho temporal y fortuito de la Moche fue una cultura que no se encontró de frente con la medieval cultura hispánica, pues, si así hubiera sido, toda esta cerámica habría sido destrozada por la moralina rancia e hipócrita del catolicismo occidental.
Bien, la recomendación es que fuera de todo análisis, los huacos eróticos moche deben ser apreciados sin prejuicios y sin intentos de interpretación. Hay que dejarse seducir por sus formas y texturas y aprovechar y agradecer libertad erótica que permitió al artista alfarero plasmar en cerámica momentos de placer carnal sin ninguna censura y sin ese sentimiento de culpa tan propio de la cultura occidental.
Primer comentario
ResponderEliminarMe parece un acto vandálico punible el hecho de que algún indeseable haya lastimado la réplica de un huaco mochica en la ciudad de Trujillo.
ResponderEliminarSe debería investigar dicha acción y castigar ejemplarmente a ese desgraciado.
Gracias!!!
Ivan Guerrero.