Hace algunos días, para ser más precisos unas semanas en la Ciudad de La Paz se conmemoró el día del Moreno, una iniciativa para hacer notar que el baile de la morenada es parte del acervo cultural paceño y boliviano.
Al ver a los danzarines en la noche paceña vino a mi mente la posibilidad de varias investigaciones, pero ninguna en la línea solicitada por los encargados de la promoción artística, tanto del gobierno municipal como del gobierno estatal, en resumen no pensé en la posibilidad de justificar académicamente que la morenada es boliviana o paceña, tan solo pensé en las formas que tienen los danzarines de interactuar, los modos de expresar su singularidad por medio del baile.
En la Entrada de Villa Adela
Entonces solo me queda seguir soñando con fondos para investigaciones como las que yo quiero hacer y, pero solo son sueños, porque en estos tiempos los antropólogos están para justificar proyectos de desarrollo, o para que se pueda oír con términos académicos y rimbombantes que “cultura es bailar la morenada” y, que además es cultura boliviana, por que para muchos la cultura es un bien normado dentro de las fronteras, en un símil con las propiedades privadas o estatales.
Demás queda decir que las actividades artísticas no pueden normarse como si fueran autos, aun cuando la expresión de ellas sean pasibles de compra y venta, entonces solo me queda pensar en cuáles son las posibilidades que un antropólogo tiene de trabajar pensando en que da lo mismo que los peruanos o chilenos bailen diablada. Pues no son muchas, pero si sigo esta corriente tendría más oportunidad, empezaría a protestar contra el “robo de patrimonio cultural intangible”, llenando mis quejas con palabrerio académico seudocientífico.
Como se va haciendo costumbre en este blog, me quedo con más preguntas antes de culmina, una de ellas es ¿cuál es el espacio que se otorga a investigaciones sobre eventos como la Entrada del Gran poder? Como respuesta está el libro presentado por Rossana Barragan y Clever Cardenas, “Gran Poder: La morenada” que es el resultado de una investigación a la morenada y las fraternidades que la bailan para la entrada de Gran Poder.
El libro se divide en dos partes, la primera “El poder de las Polleras”; muestra de forma clara y plagada de referencias como el mundo femenino tienen una significativa impronta en el baile, la fiesta previa y posterior a la entrada y sobre todo en los gastos que ella representa.
La segunda parte del libro “El poder de la Fiesta” nos cuenta como la fiesta va generando diferentes rangos de poder, para convertirse en una representación del poder económico y simbólico de los danzarines, desde una perspectiva histórica.
El libro es un aporte fundamental, luego de que Xaviel Albo escribió “Los Señores del Gran Poder”, hace mas de 20 años, espero que esta iniciativa del IEB sea lo suficientemente poderosa como para que se deje de pensar en que la defensa del patrimonio cultural puede superar las eternas quejas, de que tal grupo musical folclórico compuso una canción, o de que otro grupo de bordadores venden su trabajo al exterior, ese no es el punto, porque simplemente es chachara barata y no ciencia, que es lo que se supone los antropólogos hacen.
Posdata: de los escritores del libro solo uno es antropólogo.
Galería de fotos del evento:
Al ver a los danzarines en la noche paceña vino a mi mente la posibilidad de varias investigaciones, pero ninguna en la línea solicitada por los encargados de la promoción artística, tanto del gobierno municipal como del gobierno estatal, en resumen no pensé en la posibilidad de justificar académicamente que la morenada es boliviana o paceña, tan solo pensé en las formas que tienen los danzarines de interactuar, los modos de expresar su singularidad por medio del baile.
En la Entrada de Villa Adela
Entonces solo me queda seguir soñando con fondos para investigaciones como las que yo quiero hacer y, pero solo son sueños, porque en estos tiempos los antropólogos están para justificar proyectos de desarrollo, o para que se pueda oír con términos académicos y rimbombantes que “cultura es bailar la morenada” y, que además es cultura boliviana, por que para muchos la cultura es un bien normado dentro de las fronteras, en un símil con las propiedades privadas o estatales.
Demás queda decir que las actividades artísticas no pueden normarse como si fueran autos, aun cuando la expresión de ellas sean pasibles de compra y venta, entonces solo me queda pensar en cuáles son las posibilidades que un antropólogo tiene de trabajar pensando en que da lo mismo que los peruanos o chilenos bailen diablada. Pues no son muchas, pero si sigo esta corriente tendría más oportunidad, empezaría a protestar contra el “robo de patrimonio cultural intangible”, llenando mis quejas con palabrerio académico seudocientífico.
Como se va haciendo costumbre en este blog, me quedo con más preguntas antes de culmina, una de ellas es ¿cuál es el espacio que se otorga a investigaciones sobre eventos como la Entrada del Gran poder? Como respuesta está el libro presentado por Rossana Barragan y Clever Cardenas, “Gran Poder: La morenada” que es el resultado de una investigación a la morenada y las fraternidades que la bailan para la entrada de Gran Poder.
El libro se divide en dos partes, la primera “El poder de las Polleras”; muestra de forma clara y plagada de referencias como el mundo femenino tienen una significativa impronta en el baile, la fiesta previa y posterior a la entrada y sobre todo en los gastos que ella representa.
La segunda parte del libro “El poder de la Fiesta” nos cuenta como la fiesta va generando diferentes rangos de poder, para convertirse en una representación del poder económico y simbólico de los danzarines, desde una perspectiva histórica.
El libro es un aporte fundamental, luego de que Xaviel Albo escribió “Los Señores del Gran Poder”, hace mas de 20 años, espero que esta iniciativa del IEB sea lo suficientemente poderosa como para que se deje de pensar en que la defensa del patrimonio cultural puede superar las eternas quejas, de que tal grupo musical folclórico compuso una canción, o de que otro grupo de bordadores venden su trabajo al exterior, ese no es el punto, porque simplemente es chachara barata y no ciencia, que es lo que se supone los antropólogos hacen.
Posdata: de los escritores del libro solo uno es antropólogo.
Galería de fotos del evento:
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| Clever Cardenas y una investigadora | Rosana Barragan y Johnny Guerreros | En la presentación del libro |
Estimado Jean Wolf
ResponderEliminarUna vez más coincidimos en los criterios vertidos. Estamos presenciando la continuidad de la visión “exótica” de la cultura e indirectamente formamos parte del proceso de cosificación de manifestaciones culturales, todo en bandeja de plata para la famosa “industria cultural”. ¿Qué podemos hacer los antropólogos al respecto?
Desafortunadamente, una manifestación cultural para ser defendida debe estar apoyada por grupos de elite o pseudo-elite (personas de la “zona sur” o “comerciantes”) que ratifiquen su importancia nacional. Mientras tanto, se deja de lado una innumerable diversidad de manifestaciones culturales propias de área rural y que en su mayoría son el origen de las actuales danzas folklóricas urbanas. Y obviamente, no se cuentan con recursos estatales para su investigación no orientada al mercantilismo. Ojo, no estamos en contra de que la/s cultura/s forme/n parte del desarrollo social, que es imprescindible; Sólo hago notar la parcialidad con que se entiende a la cultura.
Por otro lado, en la transmisión televisiva del Gran Poder 2010, por vez primera participó como comentadora una antropóloga (Luz Castillo), un avance significativo para nuestra disciplina.
Ñañay, antes de extenderme más me despido, agradeciéndote por el apoyo a PachaKamani.
Ufff, que buen comentario, casi le deja a uno sin palabras.
ResponderEliminarAvances? bueno de pasito en pasito también se avanza.